La última caída del precio del petróleo evidencia la volatilidad de un mercado en el que ningún país productor piensa reducir su oferta. Hay demasiado petróleo en el mercado y la demanda no termina de recuperarse. La paralización de las economías emergentes, en especial, la desaceleración de China, y el levantamiento de las sanciones a Irán han resaltado esta situación de excesiva oferta y baja demanda.
Las caídas de los últimos días sitúan el precio del barril de Brent entre los 40 y 45 dólares con un repunte al final de la anterior semana que lo ha elevado hasta los 49,3. Son cifras que están muy por debajo de los 108 dólares que marcaba en agosto de 2014. Esta bajada, tan acusada no es la mayor de los últimos años. En el año 2008, por efecto de la crisis y la caída de la demanda, el barril de Brent pasó de 146 a 36 dólares en tan solo un mes.
Este cuadro de fuertes cambios no se parece nada a la dinámica que dominó las últimas décadas del pasado siglo en las que los precios del petróleo raramente salían de un entorno de entre los 20 y 40 dólares. Una época en que la OPEP y Arabia Saudí, llevaban la batuta del mercado del petróleo, con su capacidad de ajustar la producción para suavizar así las variaciones de precios.
Actualmente los países que dominan este cártel se niegan a recortar la producción y prefieren que se abarate el precio antes que perder cuota de mercado. Uno de los países causantes de la actual sobreoferta es EE.UU. que en los últimos 3 años ha sumado cerca de 4 millones de barriles por día al mercado, merced a las nuevas técnicas de shale oil (fracking). Esta revolución tecnológica ha supuesto que Estados Unidos pase de ser país importador a ser casi autosuficiente en materia energética.
Esto ha provocado un efecto dominó: lo que deja de comprar EEUU se tiene que colocar en otros mercados y si nadie reduce la producción de petróleo por el otro lado y la demanda no aumenta, el precio, entonces, bajará.
A la sobreoferta sostenida por los estadounidenses se sumó a mediados de junio del año 2014 otro factor decisivo: Saudí Aramco, la empresa estatal de petróleo y gas de Arabia Saudí, anunció que no estaba dispuesta a disminuir su producción. Ante la sorpresa de sus socios de la OPEP, Arabia renunciaba a su tradicional papel de productor bisagra y decidía no adaptar su oferta a la todavía baja demanda. Esta decisión generó de manera inmediata la sensación de que había demasiado petróleo en el mercado y los precios comenzaron a caer drásticamente.
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