Arrancamos la semana de la mejor manera posible… Es Aitor Lobato, una vez más en representación del equipo de Ideya, el que nos vuelve a deleitar con un nuevo artículo sobre ciudades sostenibles.
Continuamente veo, buceando por la red, megaproyectos urbanísticos con la mayor tecnología existente y por existir, y en sus presentaciones todos son proyectos ultraeficientes y sostenibles, lo mejor para el medio ambiente y para la ciudadanía, pero…
¿Cuándo? ¿Cuándo pasarán las ciudades de ser un ente que absorbe y consume los recursos naturales, a ser una parte más del ecosistema? Creo, que por muchas tecnologías que desarrollemos y con ellas consigamos ser más eficientes, no estamos en el camino acertado.
Para preservar el planeta y recuperarlo poco a poco de la grave enfermedad que le hemos creado, debemos pensar también en el decrecimiento, nuestro consumo de materiales y recursos es excesivo y el crecimiento totalmente desproporcionado, de alguna forma tenemos que reducir las emisiones de CO2, la generación de residuos y acumulación en vertederos…
La ciudad del futuro tenemos que convertirla rápidamente en la ciudad del presente y lo mínimo que tiene que ser es sostenible. Aquí dejo cuatro ciudades vanguardistas, cada una a su modo, a la hora de entender la sostenibilidad:
Empezando por lo más cercano a nosotros: “Vitoria-Gasteiz”. El que ha paseado en los últimos años por la ciudad seguramente ya se ha enamorado de ella y rápidamente comprende porque se encuentra entre las ciudades europeas más sostenibles y con mayor calidad de vida de Europa. Es la ciudad española con más zonas verdes con 42 m2 por persona contando el anillo verde exterior, un conjunto de parques periurbanos de alto valor ecológico y paisajístico enlazados mediante corredores eco-recreativos y que cuando finalicen los corredores transversales serán ejemplo de integración de la biodiversidad en la ciudad.
La ciudad cuenta con una red perfectamente estructurada de transporte público combinando el tranvía con los autobuses urbanos y prácticamente no hay un vitoriano o gasteiztar que no se mueva en bici motivados porque la ciudad cuenta con una funcional red de carriles bici y zonas peatonales con gran espacio liberado para el uso ciudadano.
Lógicamente aún le quedan pasos que dar para ser verdaderamente una ciudad sostenible, pero es el referente para el resto de ciudades españolas y demuestra que no es necesario ser una ciudad grande para ser una gran ciudad.
Una gran ciudad en el camino de ser una ciudad verde: “Hamburgo”. La ciudad tiene más de 4 millones de habitantes y es un gran centro industrial pero con la vista puesta en la mejora de la calidad del aire y el agua, así como en la conservación de la naturaleza, con la firme intención de reducir para 2020 sus emisiones de CO2 en un 40% y para 2050 en un 80%.
La ciudad cuenta con 11.657 km de líneas de autobús con 10.426 paradas, el 99% de los ciudadanos tienen una a menos de 300 m. Los parques públicos, zonas recreativas y bosques ocupan el 16,8% del municipio, el 89% de la población vive a menos de 300 m de un parque y cada semana, un millón de personas los utiliza para actividades de ocio.
Pero si hay algo que me ha llamado su atención, es el programa “Empresas por la protección de los recursos”, a través del cual se han realizado más de 1.000 proyectos y cuyo objetivo es fomentar entre las empresas, inversiones voluntarias en mejoras de eficiencia energética y del uso de los recursos. ¡Por cada euro que invierte el gobierno local, las empresas aportan otros diez!
Los que marcan el camino: “Estocolmo”. Fue la primera ciudad en recibir el galardón de Green Capital (seguida por las dos anteriores que he presentado) y tienen el barrio más eficiente del mundo (Hammarby Sjostad), con 11.000 viviendas, situado en el sur de Estocolmo en una antigua zona portuaria (antiguamente una de las zonas más contaminadas de la ciudad), y se le conoce como “SymbioCity”.
En menos de 5 años el impacto medioambiental se ha reducido en más del 50%. En SymbioCity todos los recursos empleados son reutilizados y reciclados: la basura orgánica se recicla en biosólidos que servirán como abono para plantas de las que se extraerá biofuel empleado en las casas transformado en energía eléctrica y calorífica, el agua de lluvia, manejada a través de canales, es empleado para su uso en los baños… se emplean diversas fuentes de energía natural: como energía solar con paneles integrados en las viviendas o energía eólica con un parque de molinos de viento, así como sistemas pasivos de arquitectura bioclimática.
El 80% de sus 26.000 habitantes se traslada por medios sostenibles (andando, bicicleta, transporte público o tranvía eléctrico) gracias al planeamiento urbano que dispone todos los servicios lo suficientemente cerca para reducir a día de hoy un 40% el uso de coche privado.
El ejemplo sudamericano: “Curitiba”. Es una ciudad del sur brasileño, con casi 2 millones de habitantes, lejos de ser una ciudad sostenible, pero igualmente, ha puesto en marcha una serie de medidas muy interesantes. Sus habitantes tienen una mentalidad diferente, con una manera de pensar creativa y muy positiva han cambiado la perspectiva hacia la vida y han logrado que surja una motivación general para continuar evolucionando en armonía con el medio ambiente.
En 1989 se puso en marcha el programa “Basura que no es basura” cuyo fin básico es la recogida de todos aquellos elementos que la gente desecha y pueden ser reutilizados y reciclados. El gobierno les compra a los agricultores lo que no logran vender y luego se les entrega a estas comunidades pobres, a cambio de que contribuyan a mantener la ciudad limpia. Este esfuerzo les ofrece a estas personas un sentido de valía, ya que están trabajando por su comida; no se les está regalando. Por otro lado, es un incentivo para el agricultor también, ya que no pierde en la venta de sus productos.
En las escuelas públicas de Curitiba se creó el programa de alfabetización ecológica, el cual posibilita una conciencia social y ambiental en los niños. Igualmente, se creó en comunidades especiales el programa Piá Ambiental, cuyo objetivo es que los jóvenes aprendan de jardinería y siembra de huertos, así como salud y alimentación. Y en 1991 crearon la Universidad Libre del Medio Ambiente con el fin de educar sobre los beneficios de las iniciativas ambientales.
El desarrollo sostenible no solo es posible, también es económico, y no es necesario pensar en macroproyectos urbanísticos, ni inventar nuevas ciudades, la solución la tenemos a nuestro alcance y es más sencilla de lo que la planteamos, solo hace falta centrar nuestros intereses en eso y no emplear la palabra “sostenible” como un nuevo método de especulación.
“La Tierra proporciona lo suficiente para satisfacer las necesidades de cada hombre, pero no su codicia“. Mahatma Ghandi