Este artículo pertenece a una pequeña parte del tema 1 del Curso de Edificación Modular Industrializada… que Eadic pone en marcha en el mes de septiembre. Estará impartido por Francisco Pérez García y Valen Gómez Jáuregui.
Resulta curioso que, aún en nuestros días, las palabras “prefabricación” e “industrialización” generen reservas, recelos y rechazos tanto a arquitectos como a usuarios de edificaciones residenciales. Y es que, aunque veremos próximamente que no es cierto, sigue existiendo la creencia de que la industrialización necesariamente es repetición, calco, monotonía y construcción masiva. Los arquitectos quieren crear su propia criatura, con personalidad, carácter y entidad propia; y los usuarios no quieren vivir en colmenas, promociones baratas y de baja calidad. Son dos pretensiones totalmente lícitas y exigibles, pero ni la industrialización ni la prefabricación son su amenaza ni tienen vocación de anularlas.
Para conseguir que, por una parte, la flexibilidad, estética, diversidad, calidad, versatilidad, economía, y por otra, la industrialización de la construcción no sean polos opuestos de una misma realidad, hace falta primero comprender qué pretende esta emergente tecnología, y segundo desarrollarla con inteligencia y honestidad para llevarla a buen puerto, a un puerto en el que haya alguien esperando. Como decía Lucio Costa en 1934 (no fue publicado en castellano hasta 13 años más tarde), “es necesario que todos -arquitectos, ingenieros, constructores y público en general- comprendan las ventajas, posibilidades y belleza propia que la nueva técnica permite, para que entonces la industria se interese […]. No podemos esperar que ella tome para sí todos los riesgos de la iniciativa, empeñándose en producir aquello que los únicos interesados todavía no le reclaman”.
Conceptos y terminología
Pese a la creciente evolución que ha tenido en los últimos tiempos el mundo de la edificación y, por ende, de la construcción, aún a día de hoy se siguen confundiendo dos conceptos similares pero diferentes: prefabricación e industrialización. Tal es así que en numerosas publicaciones, informes y catálogos, se suele utilizar expresiones del tipo “sistemas constructivos industrializados” y “elementos prefabricados” como si fuesen sinónimos.
Para entender cómo y cuándo surgió el nacimiento de la industrialización de la vivienda (o de la edificación en general), sería conveniente discernir claramente las diferencias entre estos dos términos.
Para hacernos una idea de lo complicado que resulta establecer con exactitud la definición de “prefabricación” y de “construcción industrializada”, nos remitiremos a un hecho sencillo pero ilustrativo. Numerosas definiciones interesantes de autores y entidades relevantes en la materia fueron ya recogidas en “Prefabricación: Teoría y Práctica”, un Seminario sobre Prefabricación celebrado en 1974 (Anexo I). Curiosamente, ninguna de ellas coincide, aunque algunas sí que comparten una serie de ideas esenciales que podrían definir el núcleo central de cada uno de los conceptos. Se puede apreciar que algunas de ellas se pueden incluso contradecir ligeramente, pero tras su lectura dejan un sustrato y un poso que ayuda a fomentar la reflexión.
Prefabricación
No ha sido hasta hace poco que la palabra prefabricado ha encontrado cabida en el DRAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua) refiriéndose a aquella construcción cuyas partes esenciales se envían ya fabricadas al lugar de su emplazamiento, donde solo hay que acoplarlas y fijarlas. Matizando un poco más esta definición genérica, podríamos describir la prefabricación como el sistema constructivo basado en el diseño y producción de componentes y subsistemas elaborados en serie en una fábrica o taller fuera de su ubicación final y que en su posición definitiva, tras una fase de montaje simple, precisa y no laboriosa, conforman el todo o una parte de un edificio o construcción.
De dicha definición, es importante tener en cuenta los siguientes aspectos:
Diseño y Producción: contra la idea de que la prefabricación es eminentemente producción, hay que tener en cuenta que se han de disponer una serie de fases previas igualmente importantes: investigación, innovación, planificación, diseño, optimización, etc. Las principales ventajas que trae consigo la prefabricación nacen de considerar el diseño y la ejecución del conjunto arquitectónico como un único proceso coordinado, permitiendo abordar todos los condicionantes constructivos y organizativos globalmente.
Elaborados en serie: Si bien es cierto que en su gran mayoría los productos prefabricados se ejecutan en serie, no podemos olvidar que no siempre es así. Las ventajas que aportan la fabricación en serie son numerosas: Mayor calidad (automatización de tareas), facilidad de fabricación (uso de máquinas, patrones o moldes), menores costes (optimización de flujos y compra de materia prima al por mayor), mayores tiradas y alta productividad, menor tiempo de producción, mano de obra más fácil de formar… No obstante, la prefabricación de tiradas cortas, o incluso únicas, también puede ser rentable e interesante en según qué circunstancias: aumento de calidad, mejor control de producción, seguridad constructiva, independencia de condiciones meteorológicas, ahorro de tiempos de ejecución, pre-elaboración y almacenamiento hasta el momento de la colocación definitiva…
En una fábrica o taller fuera de su ubicación final: Este concepto es el causante de que a la prefabricación también se le llame fabricación o sistema off-site (“fuera de obra”). Es importante destacar que las instalaciones en las que se ejecutan los componentes o subsistemas prefabricados pueden estar tan lejos como se quiera o tan cerca, como incluso a pie de obra. En este segundo caso, las condiciones de producción e incorporación de equipamiento de mayor calidad podrían ser más complicadas, dado el carácter temporal del taller a pie de obra; sin embargo, aparecen ventajas adicionales como puede ser el ahorro en transporte, la necesidad de menor espacio de almacenaje, la flexibilidad en función del avance de las obras…
Fase de montaje simple, precisa y no laboriosa: Cuando un edificio es prefabricado, las operaciones en el terreno son esencialmente de montaje, y no de elaboración. Tal y como apuntaba Howard T. Fisher, si hay que mezclar, cortar, verter, ajustar y remendar, no es prefabricación. Una buena referencia para conocer el grado de prefabricación de un edificio es la cantidad de residuos generados en la obra; cuanta mayor cantidad de escombros y suciedad, menos índice de prefabricación presenta el inmueble.
Conforman el todo o una parte: La prefabricación no requiere que la totalidad de la construcción se haya llevado a cabo mediante elementos previamente elaborados en fábrica o taller. Aunque la filosofía del prefabismo tienda a conseguir la planificación de construcciones totalmente industrializadas, en ocasiones eso no es posible o interesante, y el proceso de prefabricación se proyecta de forma parcial.
Aunque resulte contradictorio, el término prefabricación sigue teniendo una connotación despectiva, lo cual ya adelantaba el diseñador y arquitecto autodidacta Jean Prouvé, cuando decía que lo que se califica como prefabricado acaba asimilándose a edificio provisional. Y decimos que es contradictorio porque la prefabricación conlleva, en la mayoría de los casos, un aumento de calidad, perfeccionamiento y seguridad.
La Industrialización
Por su parte, la palabra industrialización es de acepción bastante más amplia, aceptada y positiva. Se podría definir como el proceso productivo que, de forma racional y automatizada, implica la aplicación de tecnologías avanzadas al proceso de diseño, producción, fabricación y gestión, empleando materiales, medios de transporte y técnicas mecanizadas en serie para obtener una mayor productividad.
Una definición tan extensa y compleja arrastra consigo un sinfín de condicionantes que iremos viendo a lo largo de la presente exposición. Sin pretender ser exhaustivo en la enumeración, a continuación se presentan algunas de las principales ventajas asociadas a la industrialización e, indirectamente, a la prefabricación:
- Aumento de la calidad
- Mayor seguridad laboral
- Reducción de mano de obra no especializada
- Reducción de escombros y deshechos
- Mayor respeto al medio ambiente
- Reducción del plazo de construcción
- Mayor organización y planificación
- Medios auxiliares mas livianos