Las explotaciones mineras provocan un cambio muy importante en la topografía natural del terreno. Por ello, es necesario modificar de nuevo las formas del terreno para dejarlas en condiciones adecuadas. Esta operación se denomina remodelado y sus objetivos básicos son naturalizar la apariencia y textura del terreno, disminuyendo la pendiente, rompiendo la linealidad y angulosidad de las formas.
Las técnicas de remodelado de posible aplicación dependen del tipo de superficie a tratar, de la naturaleza del sustrato, del uso posterior previsto, de las condiciones de estabilidad… etc.
Remodelado de huecos mediante relleno con estériles en explotaciones mineras a cielo abierto
Las cavidades producidas por la minería a cielo abierto tienen su principal problemática en su efecto sobre el paisaje, sin descartar otras considerables, como su peligrosidad para personas y ganado, la pérdida de terrenos para su aprovechamiento agrícola… etc.
Los huecos de explotación se remodelan mediante relleno total o parcial, con los estériles de explotación, o bien con materiales externos procedentes de excavaciones y obras de construcción.
En el relleno de la cavidad, la cuestión de mayor interés es la recuperación en lo posible del “impacto visual”: conseguir que el área quede integrada con su entorno desde el punto de vista paisajístico, e incluso, en lo posible, recuperar los usos agrícolas o ganaderos anteriores.
Remodelado de cavidades producidas por las explotaciones mineras subterráneas
Las cavidades producidas por la minería subterránea presentan sobre todo riesgos de subsidencia, que pueden afectar a las poblaciones instaladas sobre la zona explotada.
En lo que se refiere a cavidades subterráneas, su restauración dependerá de la problemática específica. Si no producen problemas de subsidencia, puede ser suficiente con un sellado adecuado de los pozos que puedan quedar abiertos y representar un riesgo de caídas.
Otra solución sería rellenar la cavidad, a ser posible con materiales compactos (cemento, hormigón etc.), lo cual sin duda representa un alto coste económico.
Remodelado de los frentes de explotaciones mineras
Los frentes de las explotaciones mineras son paredes rocosas, generalmente de gran altura y pendiente, que suelen estar divididas en bancos.
Una práctica habitual para su remodelado consiste en volar las cabezas de los bancos con el fin de que los fragmentos de roca queden retenidos en las bermas y pasen a constituir un sustrato potencial para la vegetación, al mismo tiempo que se reducen las fuertes inclinaciones de los frentes y se rompe la linealidad y angulosidad de las formas.
Cuando se dispone de materiales estériles, de la propia explotación, de otras próximas o incluso de origen urbano (escombros de construcción, basuras, etc., que tengan un carácter inerte) es posible efectuar un relleno parcial de los frentes para conseguir un terreno de perfil suave y extender sobre ellos la capa de tierra vegetal. Rellenar es la solución que permite acercarse más al estado original del terreno, y por consiguiente, disminuir el impacto paisajístico.
En los taludes únicos en roca, de grandes dimensiones es posible realizar voladuras controladas en puntos estratégicos para crear unos frentes de menor pendiente, al pie de los mismos, y pequeñas irregularidades en sus partes altas que mejoren la textura y apariencia natural. Las discontinuidades producidas por las voladuras formaran pequeños salientes o repisas, que permitirán la acumulación de los finos y una implantación más fácil de la vegetación.
Remodelado de las escombreras en explotaciones mineras
En las escombreras de explotaciones mineras, el principal objetivo es reproducir las formas topográficas del paisaje circundante. Para ello, el método de actuación más eficaz es prever con antelación su ubicación y forma de construcción, intentando que la escombrera no sobresalga de la línea del horizonte, y evitando formas excesivamente geométricas.
Algunas reglas visuales al respecto son las siguientes:
1. El ojo percibe más las dimensiones verticales que las horizontales, por lo que impactará menos una masa alargada y de poca altura que otra estrecha y alta.
2. La distribución del material sobre una ladera en pendiente hace que en la parte más alejada del espectador se aprecie una menor masa aparente.
3. Se debe evitar que la altura de la escombrera sobrepase la cota altitudinal del entorno, para que así no destaque en la línea del horizonte.
4. Las líneas curvas sobre superficies suaves producen una intrusión visual menor que las líneas y cortes rectos sobre superficies planas, las cuales no hacen sino acentuar formas y volúmenes.
5. En terrenos abruptos el efecto visual disminuye si las escombreras se apoyan en laderas, y si se reproducen en lo posible las pendientes, formas y líneas naturales del terreno.
Una de las actuaciones más frecuentes en el modelado de escombreras de explotaciones mineras es la reducción de su altura. Eso implica siempre un aumento de la superficie afectada, por lo que la remodelación debe llevarse a cabo retirando previamente la tierra vegetal del área a afectar, que se extenderá sobre el conjunto resultante al término del proceso (figura).
Las terrazas o bermas de gran anchura en la escombrera producen el máximo efecto visual negativo, por lo que desde el punto de vista estético hay que procurar evitarlas.
En definitiva, es necesario evitar las formas troncocónicas, evitar aristas y superficies planas que denotan artificialidad, y redondear taludes en planta y alzado para conseguir una apariencia lo más natural posible.
En las siguiente imágen podemos observar el remodelado de una escombrera adaptándose geomofológicamente al resto del paisaje que le rodea. Se ha delimitado con una línea roja el límite de la escombrera.
Autor: María Quiñones, profesora del Máster en Minería, Planificación y Gestión de Minas y Operaciones Mineras