El método de trasporte más utilizado para la distribución de gas natural es por tuberías, pero cuando hay que transportar el gas a través del mar o a muy largas distancias lo más conveniente es licuar el mismo y transportarlo con buques metaneros hasta su destino, en forma de GNL; y una vez en su destino se vuelve a regasificar y se distribuye por gaseoductos (tuberías).
Sin embargo, en las proximidades de los centros de consumo, los gasoductos presentan derivaciones a las denominadas, propiamente dicho, redes de distribución de gas natural. Y para diseñar estas redes, como es obvio, se debe tener en cuenta, como mínimo, los siguientes factores:
1. Las variables referentes al medio externo que puedan afectar a la integridad y seguridad de las instalaciones para el suministro o distribución de gas natural.
2. La demanda máxima prevista que garantice el cumplimiento de los parámetros de funcionamiento de todos los equipos que van a estar conectados a la instalación.
3. La caída de presión.
4. La longitud del sistema de tuberías y el número y tipo de accesorios de acople utilizados, así como otros elementos instalados en el sistema.
5. Y las previsiones técnicas para atender demandas futuras.
Autor: Manuel Gómez, profesor del Máster en Petróleo y Gas: Prospección, Transformación y Gestión y del Curso de Gasoductos e Instalaciones de Transformación, Almacenamiento y Transporte de Gas