El estudio del impacto ambiental que originan los gasoductos sobre el medio ambiente se dirige, básicamente, a la fase misma de la construcción. Así, una vez concluida esta fase, pueden minimizarse todos los impactos asociados a la alteración del terreno o al movimiento de maquinaria. Quedando, de este modo, al descubierto la efectividad de todas las medidas correctoras que se hayan debido tomar en consonancia a los cambios realizados: reforestaciones, protección de márgenes de ríos, protección de márgenes de carreteras o de ferrocarriles.
Por lo cual, los principales daños causados al medioambiente se producen durante la fase de construcción, debido a actividades como el desbroce del terreno, la excavación de zanjas, las soldaduras o los revestimientos.
Dichos impactos se pueden dividir en dos clases:
- Impactos directos en tierra
- Impactos directos sobre ríos o costa afuera
Centrándonos en el marco de la Unión Europa, todos los gasoductos que en ella se construyan están forzosamente sometidos a procedimientos de evaluación de impacto ambiental por las autoridades competentes de cada país.
En dichos procedimientos se identifican, entre otros factores los siguientes:
- Zonas sensibles ambientalmente
- Espacios protegidos
Así mismo, se evalúan también los impactos potenciales y se proponen acciones correctivas, teniendo en cuenta que no se pueden instalar conducciones cerca de fuentes de agua y zonas pobladas.
Autor: Manuel Gómez Martínez, docente del Máster en Petróleo y Gas de EADIC.