Se podrían señalar varias razones para la internacionalización empresarial: el acceso a más consumidores y a mercados más amplios, la consecución de economías de escala, la optimización de costes mediante el incremento de la productividad, etc. Este enfoque, de base, posee un objetivo común: maximizar la rentabilidad y, consecuentemente, el beneficio.
Las empresas son propiedad de socios, que invierten en ellas con el claro objetivo de obtener rentabilidad. La globalización de los mercados financieros ha aumentado los flujos de inversión en todo el mundo y los inversores no se limitan a invertir en zonas específicas y determinadas, sino que podríamos hablar de inversiones globales en compañías que operan a nivel mundial.
A pesar de que la rentabilidad es una cuestión clave para el éxito de la compañía, en los últimos tiempos están cobrando relevancia nuevos elementos. Además de la globalización del comercio y de los mercados financieros, ha habido un incremento en las relaciones internacionales y multiculturales, en las nuevas inquietudes para con las implicaciones sociales de la actuación de la compañía y en cuestiones medioambientales que no se habían tenido en cuenta con anterioridad.
Todas estas cuestiones sociales y medioambientales forman parte del nuevo concepto de Responsabilidad Social Corporativa de las empresas (RSC).
No existe una única definición de Responsabilidad Social Corporativa, pero podríamos señalar, como la más aceptada, que la Responsabilidad Social Corporativa de las empresas es el modo en el que una empresa ejerce su actividad comercial teniendo en cuenta la responsabilidad relacionada con el desarrollo social.
Una empresa con responsabilidad social corporativa es aquella que tiene en cuenta los intereses sociales de distintas partes (accionistas, empleados, terceras empresas con las que mantiene relaciones empresariales, consumidores, instituciones políticas y cuestiones medioambientales). Todos estos aspectos se añadirán a los objetivos de la empresa con el fin de que sea capaz de atender no solo los requisitos de los accionistas, sino también a los sociales.
Es importante destacar que la aplicación y la regulación de la Responsabilidad Social Corporativa no se han realizado mediante una imposición. La UE ha elaborado un enfoque con el propósito de incorporar la Responsabilidad Social Corporativa en las empresas como factores competitivos, innovadores y sociales.
No obstante, el marco europeo de la Responsabilidad Social Corporativa es voluntario y, por lo tanto, es decisión de las compañías integrar en su actividad los enfoques medioambientales y sociales como cuestiones clave en el modo de hacer negocios.
Autor: Liliana Grande, profesora del Máster en Dirección de Proyectos Internacionales, del Máster MBA en Dirección de Empresas y Gerencia de Proyectos de Ingeniería y Construcción y del Curso de Gestión de Proyectos