Debemos destacar que la industria 4.0 no es puramente tecnológica. Obviamente, dicha transformación es posible gracias al desarrollo y despliegue de nuevas tecnologías, pero no son el objeto del cambio. Lo que realmente se está digitalizando es la sociedad, cultura, clientes, trabajadores. Los modelos de negocio están cambiando y nos debemos adaptar a ello
Actualmente el mundo se encuentra en plena revolución social, económica e industrial. Todas las compañías necesitan adaptarse a estos nuevos cambios si quieren sobrevivir. Diversos canales de venta, mejora de la eficiencia de la cadena de suministro, no hacen sino responder a una obvia evolución de los clientes: quieren productos y servicios más personalizados, y esto exige la optimización de los procesos productivos. Y, con todo ello, mantener y mejorar los márgenes de beneficios.
Existen varias razones de peso que observamos de forma habitual en nuestro día a día. Algunas de ellas:
- Canales de venta digitales. Numerosas ventajas para los clientes (diversidad, plazos, formas de pago, etc.), pero sobre todo para las compañías que pueden adelantarse a las necesidades de los clientes y ofrecer un producto/servicio más personalizado.
- Conectividad total, interactuando con otras personas, webs, empresas, etc. El 5G en los próximos años ofrecerá unas ventajas operacionales muy visibles en la industria.
- Acceso a gran cantidad de información, además de poder filtrar y gestionar los datos a mucha mayor velocidad (Big Data). Por lo que la base para tomar decisiones será más robusta y exacta.
Para todo este desarrollo de la Industria 4.0, nos apoyamos en diversas tecnologías facilitadoras. Dichas tecnologías facilitadoras son aquellas que están asociadas a una elevada intensidad de uso de las TIC, unos ciclos rápidos de innovación, un gasto importante de inversión y una mano de obra muy cualificada. Entre las más importantes podemos destacar:
- El Internet de las cosas (IoT): se trata de la conectividad digital para “cosas” existentes. Sus beneficios en el corto plazo son la optimización de la cadena de suministro, reducción de costes operativos, mejoras de la satisfacción de los clientes, y, por supuesto, mejoras en los sistemas de seguridad y salud.
- Big Data: el volumen de datos crece de una manera exponencial. Por ello, las empresas tienen un enorme reto a la hora de analizar dicho volumen de datos para entender el pasado, predecir el futuro y tomar decisiones de manera automatizada en el presente.
- Impresión 3D: una impresora 3D es un dispositivo capaz de generar un objeto sólido tridimensional mediante la adición de material.
- Robótica: son estructuras mecánicas poli articuladas, dotadas de un determinado grado de «inteligencia» y destinados a la producción industrial o a la sustitución del hombre en diversas tareas.
- Drones: es una de las tecnologías que más sorprenden y destacan en los últimos tiempos. Son pequeños aparatos voladores no tripulados, que pueden ser controlados en forma remota.
- Realidad Virtual y Aumentada: La Realidad Aumentada intenta perfeccionar la realidad, agregar cosas a la misma a través de nuestros sentidos. Por su parte, la Realidad Virtual intenta sustituir la realidad a través de dispositivos que nos permitan «sentir» que nos encontramos en otro lugar, sumergirnos en una realidad que no existe, transportarnos a una realidad construida, una realidad virtual.
La mayoría tienen ya – o tendrán en un futuro muy cercano –, un gran impacto en los procesos de cualquier tipo de industria.
Las empresas deben ir adaptando sus modelos de negocio a esta nueva realidad si quieren mantenerse en el mercado. Es vital definir la estrategia adecuada para asegurar que el despliegue sea lo más efectivo y eficiente posible.
Autor: Borja Muga, docente del Máster en Electrónica Industrial, Automatización y Control de EADIC.