La mejora continua es un aspecto clave de las organizaciones. No dormirse, no relajarse, tener el foco en los procesos internos y en cómo hacerlos más eficientes, trabajando la anticipación y resolviendo problemas antes de que ocurran. Todo esto comienza con la definición de una cultura y mentalidad de trabajo adecuada.
Es habitual tema de debate discutir por qué unas compañías no paran de crecer y obtener beneficios y otras recorren el sentido contrario.
Todo comienza en la cultura de dichas compañías. Huir del inconformismo, más si cabe cuando se obtienen beneficios, es absolutamente clave en el crecimiento de las mismas.
Obviamente, esta ambición sin una estrategia adecuada y su correcto despliegue no suele tener un final feliz. Ocurre igual con las personas, su cultura de trabajo, dedicación, y ganas de mejorar es lo que diferencia a los top del resto.
Una compañía debe planificar su estrategia, sus actividades, sus recursos, analizar los riesgos a los que se enfrenta, ejecutar dichos procesos según lo planificado, chequear que no se desvía del camino establecido, y debe medir y mejorar de forma continua. Todo esto, se resume de manera general en el ciclo PDCA: PLAN, DO CHECK, ACT.
Un sistema de gestión de calidad debe estar edificado sobre la filosofía del ciclo PDCA, pero muchas veces, las compañías se centran principalmente en el “Do” y en el “Check”. Por supuesto hacer y chequear lo que se hace es muy importante, está fuera de discusión. Pero corremos el riesgo de olvidarnos de dedicar los recursos necesarios en el “Plan” y en el “Act”.
Antes de “hacer” debemos conocer nuestro entorno, nuestros clientes, nuestros procesos, recursos, riesgos y oportunidades de nuestro negocio, y definir objetivos así como los procedimientos de trabajo para cada proceso. Estos aspectos forman parte del “Plan”.
Es de vital importancia en esta primera fase el liderazgo de la alta dirección. La alta dirección es responsable de definir y desplegar esta cultura, esta mentalidad de planificación, excelencia en la ejecución y mejora continua. Realmente, la cultura de trabajo de una compañía es su ADN y lo que le va a hacer duradera, existosa, sostenible, …, o todo lo contrario.
Hemos de mantener la reactividad ante los problemas, por supuesto, pero sobre todo invertir en la cultura adecuada, en desplegar la mentalidad absoluta de la mejora continua, y ser proactivos de cara a los problemas, es decir, resolverlos antes de que ocurran.
Dentro de los diferentes niveles de detección en un ámbito industrial por ejemplo, según la figura adjunta, se debería trabajar y dedicar recursos a llegar al nivel 5 en este caso. No olvidemos que un problema, cuanto más tarde se detecte, mayor es su impacto negativo en la compañía.
Insistir en el hecho que la alta dirección es la máxima responsable de definir y desplegar este ADN en su organización, y que la cultura de mejora continua sea el día a día de todos los integrantes de la misma.
Por otra parte PDCA ayudará a estructurar esta definición, despliegue y mejora continua en el sistema de gestión de la compañía.
Autor: Borja Muga, docente del Máster en Gestión Integrada de la Calidad, la Seguridad y el Medio Ambiente de EADIC