Por regla general, el director de proyectos tiene la responsabilidad de satisfacer necesidades: las necesidades de las tareas, las necesidades del equipo y las necesidades individuales.
Dado que la dirección de proyectos es una disciplina estratégica crítica, el director de proyectos se convierte en el nexo de unión entre la estrategia y el equipo. El rol del director de proyectos, por tanto, se torna cada vez más estratégico. Sin embargo, la comprensión y aplicación de conocimientos, herramientas y técnicas que se reconocen como buenas prácticas no son suficientes para gestionar los proyectos de manera eficaz.
Además de las habilidades específicas a un área y de las competencias generales en materia de gestión requeridas para el proyecto, una dirección de proyectos eficaz requiere que el director de proyectos cuente con las siguientes competencias:
Conocimiento: Se refiere a lo que el director de proyectos sabe sobre la dirección de proyectos.
Desempeño: Se refiere a lo que el director de proyectos es capaz de hacer o lograr cuando aplica sus conocimientos sobre la dirección de proyectos.
Personal: Se refiere a la manera en que se comporta el director de proyectos cuando ejecuta el proyecto o actividades relacionadas con el mismo. La eficacia personal abarca actitudes, características básicas de la personalidad y liderazgo, lo cual proporciona la capacidad de guiar al equipo del proyecto mientras se cumplen los objetivos del proyecto y se equilibran las restricciones del mismo.
Un director de proyectos efectivo necesita tener un equilibrio entre sus habilidades éticas, interpersonales y conceptuales que los ayude a analizar situaciones y a interactuar de manera apropiada. Algunas de las habilidades más importantes son:
Liderazgo
Trabajo en equipo
Motivación
Comunicación
Influencia
Toma de decisiones
Conocimientos de política y cultura
Negociación
Generar confianza
Gestión de Conflictos
Proporcionar orientación