Vivimos en un planeta cuyos recursos energéticos no son infinitos. El modelo óptimo de desarrollo debería contemplar unos límites al crecimiento y tener en cuenta la capacidad del planeta de renovar sus recursos naturales, además de su capacidad para admitir las emisiones de contaminantes.
Se entiende por desarrollo sostenible aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas.
Para lograr la sostenibilidad debe haber una reducción de la energía consumida, manteniéndose los mismos servicios energéticos, pero reduciendo la contaminación y el coste de la energía.
Los objetivos de la sostenibilidad son principalmente:
– Establecer un enfoque integrado con miras a fomentar un crecimiento responsable a largo plazo.
– Fomentar el papel de la sociedad para que desempeñe un papel en la determinación del futuro.
– Reducir el consumo de recursos, detener la contaminación y conservar los hábitats naturales.
Durante los últimos años se ha fomentado la utilización de las energías renovables, que podrían sustituir en un futuro a las convencionales, reduciendo de este modo la dependencia energética y ayudando a la sostenibilidad del planeta.
La sostenibilidad debe estar basada en tres pilares fundamentalmente: el económico, social y ambiental:
– La sostenibilidad económica implica que el crecimiento de la economía no puede conducirnos al derroche energético, porque no sería sostenible en el tiempo ni responsable de cara a la sociedad.
– La sostenibilidad social se refiere a la adaptación del desarrollo a los cambios demográficos, al equilibrio de los sistemas sociales y culturales, y a la igualdad en la distribución geográfica del desarrollo.
– La sostenibilidad medioambiental hace referencia a la estabilidad de la naturaleza y de los animales, a la limpieza del agua, del aire, y a las repercusiones sobre nuestro bienestar.
Todo esto se puede conseguir promocionando y utilizando las energías sostenibles al mismo tiempo que utilizando técnicas de eficiencia energética.
El ahorro de energía, es decir, la disminución del consumo de energía, es la forma más eficaz de reducir las emisiones contaminantes de CO2 y de otros gases de efecto invernadero a la atmósfera, y por tanto, de luchar contra el calentamiento global del planeta y el cambio climático.
Las medidas para lograr el ahorro y la eficiencia energética se pueden clasificar en:
– Medidas de carácter tecnológico: eficiencia energética y sustitución de fuentes de energía contaminantes.
– Medidas para un consumo responsable: cultura y pautas para el ahorro energético.
– Medidas instrumentales: económicas, normativas, fiscales y de gestión.
Autor: Javier Sueiras, profesor del Máster en Planificación, Construcción y Explotación de Infraestructuras Ambientalmente Sostenibles