Actualmente nos encontramos inmersos en plena revolución social, económica e industrial. La necesidad de adaptarse a la evolución de los clientes, de individualizar los servicios, de optimizar los procesos productivos, su eficiencia y por lo tanto, los márgenes de beneficios, ha llevado a la industria a beneficiarse de los enormes avances tecnológicos para conseguirlo.
Los nuevos desarrollos tecnológicos, la hiperconectividad y la globalización de la economía están ofreciendo importantes oportunidades y retos a la economía. La industria también debe abordar estas oportunidades y retos, para posicionarse en su sector de una manera competitiva y sostenible en el tiempo.
Cometeríamos un error si pensásemos que toda esta transformación digital, la industria 4.0, es puramente tecnológica. Obviamente, dicha transformación es posible gracias al despliegue de las nuevas tecnologías, pero no son el objeto del cambio. Lo que realmente se está digitalizando es la sociedad, cultura, clientes, trabajadores. Los modelos de negocio están cambiando ya que:
- Las personas estamos continuamente conectados, interactuando con otras personas, webs, empresas, etc.
- Existe una transparencia total. Los precios, ventajas, …, están visibles para los consumidores.
- Nosotros, como clientes digitales, queremos productos y servicios cada vez más personalizados.
- Disponemos de acceso a toda la información que queramos y necesitemos.
- Dispondremos de datos, evidencias, que nos permitan tomar decisiones basadas en hechos objetivos y no en la intuición.
Para todo este desarrollo nos apoyamos en la tecnología, en las denominadas tecnologías facilitadoras. Las tecnologías facilitadoras son aquellas tecnologías que están asociadas a una elevada intensidad de uso de las TIC, unos ciclos rápidos de innovación, un gasto importante de inversión y una mano de obra muy cualificada. Entre las más importantes podemos destacar:
- El Internet de las cosas (IoT): se trata de la conectividad digital para “cosas” existentes. Sus beneficios en el corto plazo son la optimización de la cadena de suministro, reducción de costes operativos, mejoras de la satisfacción de los clientes, y por supuesto mejoras en los sistemas de seguridad y salud.
- Big Data: el volumen de datos crece de una manera exponencial. Por ello, las empresas tienen un enorme reto a la hora de analizar dicho volumen de datos para entender el pasado, predecir el futuro y tomar decisiones de manera automatizada en el presente.
- Impresión 3D: una impresora 3D es un dispositivo capaz de generar un objeto sólido tridimensional mediante la adición de material.
- Robótica: son estructuras mecánicas poli articuladas, dotadas de un determinado grado de “inteligencia” y destinados a la producción industrial o a la sustitución del hombre en diversas tareas.
- Drones: es una de las tecnologías que más sorprenden y destacan en los últimos tiempos. Son pequeños aparatos voladores no tripulados y que pueden ser controlados en forma remota.
Realidad Virtual y Aumentada: la realidad aumentada intenta perfeccionar la realidad, agregar cosas a la misma a través de nuestros sentidos. Mientras que la realidad virtual intenta sustituir la realidad a través de dispositivos que nos permitan “sentir” que nos encontramos en otro lugar, sumergirnos en una realidad que no existe, transportarnos a una realidad construida, una realidad virtual.
Todas ellas tienen ya, o tendrán en un futuro muy cercano un gran impacto en los procesos de cualquier tipo de industria.